Introducción
Una cosa es clara, los protocolos que se deben llevar cuando se es invitada son diferentes a cuando invitamos, ya que cada rol conlleva responsabilidades y expectativas distintas que deben ser consideradas. Por ejemplo, como invitada, es fundamental mostrar agradecimiento hacia el anfitrión y seguir las normas establecidas para la ocasión. En contraste, como anfitriones, tenemos la tarea de crear un ambiente acogedor y agradable, garantizando que nuestros invitados se sientan cómodos y bienvenidos. Además, las diferencias en el comportamiento, la vestimenta y la puntualidad pueden influir significativamente en la percepción general de un evento y en las relaciones que cultivamos con los demás.
Sabemos que siempre pueden existir algunos errores que podemos cometer, sin embargo, eso de ninguna manera es excusa para no mejorar y tratar de corregir todas aquellas fallas que cometemos sin darnos cuenta. De esta manera es importante aprender a relacionarnos y conocer las reglas de etiqueta, etcétera.
En cualquier reunión, es necesario tomar en cuenta no pasar como un elemento verdaderamente indigesto. La dinámica de un encuentro se puede ver afectada por la actitud que cada uno de sus miembros asume. Existen infinidad de personas de aspecto tan decorativo y que saben escuchar con tanto agrado que, sin necesidad de abrir la boca, ya dan tono a una reunión; sin embargo, es importante recordar que la interacción no se limita a simplemente ser un espectador.
Resulta más divertido para las personas que asisten si sabemos contribuir con algo al ambiente, ya sea mediante un aporte de ideas, una anécdota interesante o simplemente una sonrisa amable que fomente un sentido de camaradería. Al final, lo que realmente enriquece una reunión es la participación activa de todos los asistentes.
En una fiesta
No debemos creernos indignas al realizar algunas indagaciones luego de haber aceptado una invitación, pues es fundamental para integrarnos adecuadamente en el contexto social. El enterarnos de quienes van a asistir y poner toda nuestra buena voluntad y educación al colocarnos al nivel del grupo no solo refleja nuestro interés, sino también nuestro deseo de contribuir a una conversación enriquecedora.
Si va a haber un huésped de honor, siempre es importante estar a la altura, y una buena idea será tomar un buen libro y estudiar un poquito sobre arte, música, así como conocimientos generales relacionados con la temática del evento. Además, investigar sobre la trayectoria del invitado o de otros asistentes puede resultar en conversaciones fascinantes que sorprendan a los presentes.
Todo esto puede abrir nuevas perspectivas, y quién sabe si se abre una nueva afición, un área de conocimiento que decidamos explorar más a fondo en el futuro. Disfrutar del intercambio de ideas y experiencias puede enriquecer no solo nuestra vida social, sino también nuestro crecimiento personal.
También es una buena idea practicar un poco para preparar una conversación amena. Si se espera un visitante extranjero, una buena ojeada a los periódicos puede proporcionarnos un tema de conversación, como la conferencia de un autor reconocido en el extranjero que podría compartir interesantes perspectivas sobre su obra, la presentación en un teatro de una famosa compañía que deleitará al público con su talento y creatividad, las elecciones para la nueva legislatura que podrían cambiar el rumbo político del país, o inclusive la nueva reina de belleza que ha captado la atención no solo de los medios, sino también de la población, generando debate sobre los ideales de belleza y representación.
El tema da tono a la reunión, creando un ambiente propicio para el intercambio de ideas y el enriquecimiento cultural entre los presentes, lo que no solo hará que la conversación fluya, sino que también se establezcan conexiones más profundas entre el anfitrión y el visitante.
Cuando se llega a la casa a la que fuiste invitada
Una vez que llegas a la casa de la persona que te invitó, es fundamental dar a la dueña de la casa la satisfacción de parecer encantada de verla, mostrando una actitud amable y cordial. Este gesto no solo es una cuestión de cortesía, sino que también establece un ambiente acogedor para todos los presentes.
No permitas llevar a una amiga sin telefonear antes y pedir permiso para hacerlo, ya que esto puede causar incomodidad o sorpresa en el anfitrión. Es importante recordar que, al asistir a una reunión social, se deben respetar las normas y los deseos de la persona que ha extendido la invitación.
Mientras que la anfitriona presenta a los demás invitados, no es agradable colgarse de la señora de la casa como si se estuviera ahogando, ya que esto puede resultar incómodo tanto para ella como para los otros asistentes. En ocasiones, la anfitriona puede estar demasiado ocupada atendiendo a sus invitados, por lo que es fundamental saber cómo desenvolverse en la situación. Si nos deja con algún grupo de nuevos conocidos sin darnos un tema de conversación -cosa que de ninguna manera tiene que ser-, es importante no caer en el nerviosismo o la timidez.
Emplear los ojos, una sonrisa y la inteligencia para descubrir una cosa de interés común entre el grupo puede ser la clave para romper el hielo y facilitar un diálogo ameno. Observando a nuestro alrededor y prestando atención a las conversaciones en curso, podemos encontrar un punto en común, ya sea un hobby que todos compartan, una anécdota divertida o incluso una observación sobre el entorno, lo que ayudará a crear conexiones más significativas con los demás y a disfrutar de la velada.
No se debe tratar de acaparar la conversación cuando está rodando bien, dejarla que fluya. Esto significa que es fundamental permitir que todas las voces sean escuchadas y que cada participante tenga la oportunidad de aportar sus ideas y sentimientos. No esperemos desarrollar una conversación fascinante alrededor de preguntas que puedan contestarse con un simple «sí» o un «no», ya que este tipo de interacciones tienden a ser superficiales y poco enriquecedoras. Buscar las que necesiten una verdadera explicación, aquellas que inviten a la reflexión profunda y fomenten una conexión genuina entre los interlocutores, ya que son las que realmente enriquecen el diálogo y permiten un entendimiento más completo de las diferentes perspectivas involucradas.
Una cosa muy importante a tomar en cuenta es que, en muchas situaciones sociales y profesionales, es preferible esperar a que nos pregunten antes de hablar de nosotras mismas. Esto no solo muestra respeto hacia los demás, sino que también nos permite escuchar y entender mejor el contexto de la conversación. Además, al responder a preguntas específicas, podemos ofrecer información más relevante e interesante sobre nosotros, facilitando así conexiones.
El obsequio a la señora de la casa
Una atención agradable es el ramo de flores que se entrega al llegar, un gesto que siempre será recordado con cariño. Si se tiene un jardín, buscar en él las flores de un bello color se convierte en una tarea emocionante y gratificante, ya que cada flor tiene su propia historia y belleza.
También se puede llevar una linda caja con flores de un solo color que, además de ser estéticamente atractivas, desprendan un aroma envolvente que embriague los sentidos. Este tipo de atención será más apreciado que un objeto ostentoso, ya que demuestra dedicación y cuidado, además de ser un regalo que irradia calidez y afecto. Al final, lo que realmente cuenta es la intención detrás de la entrega, y las flores, con su frescura y vitalidad, son el medio perfecto para transmitir esos sentimientos sinceros.
Al día siguiente de la invitación, es recomendable realizar una llamada por teléfono o enviar una linda cartita dando las gracias; esta pequeña acción no solo muestra cortesía, sino que causa mucho placer y crea una especie de aureola en torno a la persona que tuvo esa atención.
Expresar gratitud es fundamental, ya que fortalece las relaciones interpersonales y hace que el invitador se sienta valorado. Además, un sencillo agradecimiento puede abrir la puerta a futuras invitaciones y a una conexión más profunda. Es un gesto que, aunque sencillo, puede dejar una impresión duradera, haciendo que la persona se sienta especial y apreciada por su amabilidad.
Invitada de fin de semana
Cuando nos invitan a un fin de semana, es de suponer que se es lo bastante amiga de la casa para conocer los gustos y aficiones de los dueños. Por ello, es recomendable llevar algo de lo que allí pueda escasear, algo que no solo muestre el aprecio hacia la hospitalidad recibida, sino que también añada un toque personal a la visita.
Si se asiste a un pueblo, se pueden llevar dulces o conservas, productos típicos que reflejan la tradición local; en cambio, si es a la inversa, es importante recordar que en la ciudad se aprecian mucho las cosas de los pueblos, por lo que hay que pensar en su género de vida y en qué les podrá gustar.
También se podría optar por un regalo que invite a una experiencia, como una botella de vino local o una selección de quesos artesanales que permita disfrutar y compartir un momento en compañía. De esta manera, no solo se contribuye a la reunión, sino que se crea una conexión más profunda y un recuerdo especial para todos.
Niños
Una manera de hacernos querer en una casa donde haya niños es el dedicarles a ellos nuestros regalos. Aquí se nos ofrece un campo muy vasto, lleno de posibilidades que pueden despertar su curiosidad y alegría. Sin embargo, los gustos infantiles son a veces tan especiales y cambiantes que no me extrañará que nos hallemos más perplejas al intentar elegir el regalo perfecto.
Por esta razón, es fundamental pensar muy bien, ponernos en el lugar del niño de seis años, o en la pequeña de cuatro, e imagina lo que realmente les gustaría recibir. Considerar no solo sus intereses, sino también sus personalidades, puede marcar la diferencia en la elección.
Y si no estamos seguras, seguir el consejo de una madre adoptiva de cuatro niños puede ser de gran ayuda; ella decía que no se equivoquen en regalarse a un niño algo que esté por encima de su edad, ya que eso podría generar desinterés. En cambio, si se les ofrece una cosa que resulte demasiado infantil se sentirán ofendidos y eso podría afectar su relación. Por lo tanto, encontrar un equilibrio entre lo que les gusta y lo que es apropiado para su desarrollo es esencial para fomentar una mejor conexión.
Algunas reglas que se deben seguir para hablar con niños son algunos temas o normas muy estrictas sobre temas que se pueden tratar. Esto es una táctica complicada, ya que cada niño tiene su propia personalidad y forma de comunicarse, lo que implica que no existe una fórmula universal.
Es importante recordar que no se debe abordar a los infantes con el clásico – ¿Qué tal por el colegio? – como si no se pudiera superar la dificultad de preguntarles algo más interesante. Además, lo único que se obtendría sería una mirada de desprecio, y bien merecida, por supuesto, ya que los niños son perceptivos y pueden notar cuando una pregunta se siente vacía o forzada.
Se insiste en especial en que se debe tratarles con naturalidad y sencillez, lo que significa que la conversación debe fluir de manera honesta y divertida. También se debe evitar imitar neciamente su lenguaje a medias palabras, por favor, porque esto no solo resulta en una falta de respeto hacia su capacidad de comunicación, sino que también puede causar confusión.
En su lugar, es mejor emplear un lenguaje claro y accesible, adaptando el contenido a su nivel de comprensión sin tratar de hablarles como si fueran bebés, lo que, sin duda, contribuirá a una interacción más rica y significativa.
Lo que se debe y no debe…
Quiero que se lea una vez más esto de lo que se debe y no se debe hacer que dicte una mujer consciente. Son tan útiles para el que invita como para el inviado.
- No lances el anzuelo a todos los hombres de la reunión. Aunque ellos piquen, no ganarías nada con atraer la enemistad de todas las mujeres.
- No intentes eclipsar a otra mujer por el sencillo procedimiento de no presentarla. El dejarla por ahí, sin tener con quien hablar ni que hacer, es tan violento para los demás reunidos como para ella.
- No seas exigente como un director de orquesta. Ninguna casa, ni la nuestra, ni mucho menos la ajena- no es un barco donde se pueden imponer juegos, concursos, diversiones y bromas. Hay personas las que prefieren charlar.
- No se empeñen, ni como anfitriona, ni como invitada, en prolongar las veladas hasta muy tarde. Retirarse cuando sea hora. Y si te encuentras en tu propia casa y los invitados no se deciden a retirarse, lo que se puede hacer es abrir todas las ventanas y encender todas las luces… Verás como se marchan.
- No inicies discusiones, ni las prolongues. No las lleves al terreno de las acusaciones e insultos personales. No lances palabras duras ni dejes caer ceniza de cigarrillos, ni invitaciones irreflexivas. Cuidar mucho nuestros modales.
