Origen
Se origina en Francia (del francés sommelier), el sumiller era un hermano del monasterio donde se encontraba a cargo (somme en francés antiguo), de la vajilla, los manteles, el pan y por supuesto del vino también.
Este papel no solo incluía la gestión de los aspectos materiales de la mesa, sino que también conllevaba un profundo conocimiento de los diferentes tipos de vino, sus regiones de origen y las mejores combinaciones gastronómicas.
En el Antiguo Régimen, en la Casa Real se tenían a su servicio a uno o más sumilleres, quienes eran considerados una parte esencial del servicio. Dentro de sus numerosas funciones estaban el recibir el vino acarreado por sommiers o bestias de carga, garantizar que las botellas llegaran en óptimas condiciones y que el vino fuera almacenado adecuadamente para preservar su calidad.
En esa época también se le llamaba sommelier al encargado de inspeccionar el mobiliario regio (de la realeza), lo que subraya la importancia de la presentación y la ceremonialidad en las cenas reales, donde la elección del vino no era simplemente una cuestión de sabor, sino también de reputación y estatus social.
Más adelante, con el paso de los años, el término hizo referencia a los acarreadores de fardos, quienes desempeñaron un papel crucial en la logística de la época, facilitando el transporte de mercancías y provisiones.

Sommelier y la corte
En los tiempos de Luis IV, el sumiller ascendió a ser el responsable del equipaje cuando la corte se trasladaba; su labor se convirtió en una tarea digna de respeto y consideración, ya que implicaba no solo la supervisión de las pertenencias de la realeza, sino también la organización de la carga y la coordinación con los acarreadores, asegurando que todo llegara a destino de manera segura y oportuna.
Este desarrollo reflejó la creciente complejidad de la vida cortesana, donde cada detalle contaba y la buena administración de los recursos era esencial para el éxito de los desplazamientos de la nobleza.

El título de sumiller
En el ducado de los Saboya (territorio, un feudo o un dominio gobernado por una duquesa o un duque) se instauró un cargo cuyo título era sumiller de boca, una figura de gran importancia en la corte, responsable no solo de la adquisición de los mejores vinos, sino también de supervisar la calidad y la selección de estos para satisfacer los paladares exigentes de la nobleza.
En cuanto fue nombrado, éste se dedicó a adquirir el vino, el cual tenía derecho de tanteo, para la mesa de su señor, explorando viñedos locales y negociando con bodegueros para asegurar las mejores cosechas del año, así como velando por la correcta conservación y el adecuado servicio de las bebidas en las ocasiones especiales, donde el vino no solo era una bebida, sino un símbolo de estatus y refinamiento que complementaba los exquisitos banquetes y celebraciones que caracterizaban la vida en la corte.


De lo más interesante, gracias por compartir Roxana.
Todos los días se aprende algo. Gracias por lo que nos comparte.
Un abrazo.
Elvira
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¡¡¡Muchas Gracias!!! Para mí es un privilegio saber que le aporto algo. Agradezco infinitamente sus palabras y el apoyo que siempre me aporta.
Reciba un saludo y un abrazo muy grande.🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗
Roxana.
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Gracias a usted, Roxana.
Estamos para ayudarnos.
Saludos y otro abrazo grande.
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