Los Variedades de Vino en la Roma Antigua

Tipos de vinos que se tomaban

1.- El protropo se extraía del zumo que se obtenía del aplastamiento de la uva por la presión espontánea: se convertía en un vino muy suave que se bebía posterior al cocido.

Este proceso ancestral, que ha sido perfeccionado a lo largo de los años, permitía que los sabores naturales de la uva se concentraran y se transformaran en una bebida reconfortante y agradable al paladar.

La suavidad del vino lo hacía ideal para acompañar comidas familiares, ya que su carácter ligero no abrumaba los sabores de los platos, sino que los complementaba de manera armoniosa.

Además, el protropo se valoraba no solo por su dulzura y su textura sedosa, sino también por la riqueza cultural que lo rodeaba, convirtiéndose en un símbolo de celebraciones y encuentros entre amigos y seres queridos.

2.- El preliganeo era procedente de las uvas que se encontraban en una maduración precoz, que eran recogidas de una manera en la que no se prestaba atención a la calidad, lo que resultaba en un producto final que carecía de la complejidad y profundidad de sabor que caracterizan a los vinos elaborados con uvas de alta calidad.

Este proceso, a menudo impulsado por la necesidad de maximizar la producción, significaba que muchas uvas eran cosechadas antes de alcanzar su óptimo potencial, comprometiendo así el perfil aromático y el equilibrio de acidez que se esperaba en un vino bien elaborado.

Además, estas prácticas de recolección apresurada, con poco cuidado en la selección, limitaban las oportunidades de explorar la riqueza del terroir y el carácter único que cada añada podría ofrecer, lo que avivaba el debate entre los productores sobre la importancia de la calidad frente a la cantidad.

3.- El prefamino era utilizado para ofrendar a los dioses con la firme esperanza de generar una buena vendimia, un ritual profundamente arraigado en la cultura de la época que simbolizaba la gratitud y la conexión con lo divino.

Se trataba, por supuesto, del mejor y más selecto de los vinos, cuidadosamente elaborado a partir de las uvas más finas y de mayor calidad, seleccionadas meticulosamente por los viticultores.

Este vino, de aromas intensos y sabores complejos, no solo era un deleite para el paladar humano, sino que también era considerado un medio sagrado para apelar a la generosidad de las deidades, asegurando así una cosecha abundante y próspera para el próximo ciclo agrícola.

4.- El vino resinado o impeciato era preparado con resina para que su conservación fuera mejor y mucho más prolongada.

Esta técnica, utilizada desde la antigüedad, no solo ayudaba a preservar el vino por más tiempo, sino que también le confería un sabor único y características distintivas que lo diferenciaban de otros tipos de vino.

Se creía que el uso de resina además contribuía a evitar la contaminación y a mantener la calidad del producto durante los largos viajes comerciales.

Los antiguos romanos, por ejemplo, adoptaron este método, apreciando la mezcla del sabor original del vino con las notas aromáticas de la resina, lo que hacía que el impeciato fuera un bien preciado en banquetes y celebraciones.

5.- Los vinos secondi provenían del segundo prensado que se obtenían al añadir agua a los hollejos y se les hacían fermentar. Existían tres tipos:

a) Se producían añadiendo grandes cantidades de agua y dejando fermentar una noche entera.

b) Se producía mezclando un tercio de agua y dos tercios de hollejos el cual se concentraba por medio de la cocción.

c) Por último el vin fecato, el cual era preparado con las heces del vino.

Ninguno de estos vinos podría envejecer ni siquiera un año.

6.- El defruto era un vino dulce, y cocido, que se obtenía al hervir el mosto, un líquido rico en azúcares obtenidos de las uvas prensadas, el cual tenía que reducir hasta los dos tercios de su volumen original.

Este proceso no solo intensificaba su dulzura natural, sino que también concentraba sus aromas y sabores, convirtiéndolo en una bebida muy apreciada en las celebraciones y banquetes de la época.

Además, el defruto era conocido por sus propiedades, que se creía que contribuían al bienestar y la salud, convirtiéndose en una opción popular tanto para aquellos que disfrutaban del buen vino como para los que buscaban un uso medicinal.

7.- El vin passo, también era un vino dulce que se adquiría pisando la uva secada al sol sobre cañizo, un proceso que requería paciencia y destreza por parte de los viticultores.

Este método tradicional no solo garantizaba la calidad del vino, sino que también impregnaba su sabor con matices únicos, resultado de la exposición al aire y al sol.

Además, el vin passo se convirtió en un símbolo de festividad y celebración, acompañando a familiares y amigos en reuniones especiales, donde se compartían historias y risas mientras el vino fluía.

8.- EL pueblo romano adoraba el vino dulce y tenían la costumbre que repartían una bebida llamada mulsum, la consistencia era pegajosa, y se elaboraba añadiendo miel al vino hasta 250 gramos por cada litro; normalmente se servía acompañado por aperitivos.

Esta bebida se consumía en diversas celebraciones y banquetes, donde se convertía en un símbolo de lujo y hospitalidad.

Junto a las mesas repletas de cuyos platos como aceitunas, quesos y embutidos, el mulsum hacía las delicias tanto de los nobles como de las clases trabajadoras, creando un ambiente de festividad y alegría.

Los romanos creían que esta mezcla no solo realzaba el sabor del vino, sino que también ofrecía propiedades beneficiosas para la salud, convirtiendo al mulsum en una parte integral de su cultura culinaria y social.

9.- También era muy conocido y bebido el salsi, o salado, que se elaboraba con uvas secadas al sol y posteriormente se mezclaban con agua de mar.

Este proceso no solo daba al vino su característico sabor salino, sino que también lo diferenciaba de otros tipos de vino de la época. El uso del agua de mar era muy usual y apreciado, ya que proporcionaba al vino un mejor sabor, aumentando su complejidad y profundidad.

Además, se creía que el agua de mar contribuía a la integración de los sabores, creando una experiencia gustativa única que se disfrutaba en diversas celebraciones y banquetes. Este método de producción se transmitió a lo largo de generaciones, convirtiéndose en una tradición que reflejaba la rica herencia cultural de la región y la conexión de sus habitantes con el mar.

A medida que el salsi ganaba popularidad, se empezaron a explorar nuevas combinaciones y variaciones que mantenían viva la esencia de la bebida, atrayendo tanto a los locales como a los viajeros que buscaban probar este exquisito néctar.

Enólogos de la Época

Los enólogos romanos también realizaban la fermentación al inhibirla sumergiendo las alcachofas en agua fría durante todo el invierno, un proceso meticuloso que demostraba su profundo conocimiento de las prácticas vitivinícolas.

Este método no solo ayudaba a controlar el proceso de fermentación, sino que también permitía a los enólogos experimentar con diferentes sabores y aromas.

El semper mustum, como era llamado en esa época, era utilizado para endulzar los vinos muy secos, logrando así un equilibrio perfecto entre la dulzura y la acidez, lo cual era fundamental para atraer a los paladares más exigentes de la sociedad romana, que valoraba tanto la calidad como la sofisticación en sus bebidas.

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